¡Hola!
Pues estamos más o menos en el ecuador del verano y qué mejor entrada que un post dedicado al cuidado de la piel. La piel envejece por factores intrínsecos (derivados de la edad) pero también por factores extrínsecos o ambientales (como el estrés, el tabaco y el fotoenvejecimiento, debido principalmente a la exposición excesiva al sol). Y como sabemos, sus consecuencias se traducen en la aparición de arrugas, manchas, alergias, etc. Una adecuada exposición al sol, además de ser necesaria es beneficiosa para nuestra salud, pero recordad, el bronceado mejor con precaución. La prevención puede evitar futuras situaciones de riesgo.
Además de cuidarnos por dentro, con una alimentación saludable y una dieta que contenga antioxidantes que nos protegen de los radicales libres, es importante proteger la piel por fuera, con unos protectores solares adecuados.
Los filtros y protectores solares son productos que nos ayudan, aplicados correctamente, a controlar la radiación que llega hasta nuestra piel y aumentar el tiempo de exposición en función de nuestro fototipo e índice de radiación solar existente. Los filtros solares tienen algún componente que interacciona con la radiación UV-A o UV-B limitando su efecto sobre la piel, mientras que los protectores tienen sustancias que a modo de pantalla reflejan la radiación solar.